3. diciembre. 2006

Cartagena, Chile
Un 2 de enero vestida de negro, Raquel, con algo más de 25 años despide los restos del que fuera uno de sus grandes amores. Una parálisis, producto de un derrame cerebral, quiso que ese “año nuevo” fuese la antesala de la muerte de su esposo. Eran las 4.15 de la tarde y cerró los ojos. Era verano y el sol brillante iluminaba las aguas del océano, frente a las “playa grande” y “playa chica” de Cartagena.
Un loco, un revolucionario, un innovador, un seductor,…se conocieron con Raquel en una fiesta de embajada, en Londres, y una vez terminada la guerra (2ª guerra mundial) se vinieron a Chile, a Cartagena.
“El otro yo de Raquel Señoret”, como diría Nicanor Parra de Vicente Huidobro.