11. noviembre. 2006

paseo Bulnes, Santiago, Chile
Lucy González Parsons, mujer de 33 años, de madre mexicana y de padre indio americano, tiene dos hijos, Lulú de ocho años y Alberto de siete. Espera la sentencia de su esposo, apresado y enjuiciado por las muertes en los disturbios de la llamada “revuelta de Haymarket” en Chicago, luego de la paralización del 1º de mayo. La decisión vergonzosamente manipulada lo declara culpable, Alberto junto a otros cuatro sindicalistas son condenados a la horca; Lucy, entre los presentes, aprieta sus manos y no derrama lágrima alguna frente al tribunal y la prensa…”la mulata que no llora” la llamaría José Martí. Pese a la presión internacional fueron ejecutados el 11 de noviembre. Tres años más tarde (1889), en su honor, se declararía en París el 1º de mayo como el Día Internacional de los Trabajadores; curiosamente, hasta la fecha, en EEUU no se conmemora.
Lucy siguió su lucha por los derechos sindicales y de la mujer, muriendo a los 89 años de edad.