22. octubre. 2006

Cartagena, Chile.
El sol encandilaba los ojos y en minutos entraría trás el horizonte, estaba sentado frente a él y en mi mesa un refresco. Sobre la orilla de la playa, los últimos chicos saltan sobre las olas y una decena de perros lánguidos y magullados descansan de una tarde fogosa de celo. Una pareja sobre la arena se deja llevar, son solo uno, perdidos en medio del deseo. Una guitarra y una música llega a mis oídos, suave y distante, lo justo para hilvanar un recuerdo. Viene hacia mí una tormenta, me envuelve, se marcha y luego la calma, la compulsión y una quietud, una pasión y la reflexión, recuerdos y nostalgias. Descalzos, desatados, llegan y se van...el sol se desdibuja anaranjado y se esparce sobre una línea bullente y agitada.