18. noviembre. 2006

plaza de Armas, Santiago, Chile
Es atardecer. El pastor declama sobre el escenario y los cientos de fieles que le siguen escuchan sus palabras, son hombres, mujeres, familias. Hay cantos alegres y compromisos fervientes de los que asisten. Un coro, una pequeña orquesta y las autoridades de su iglesia dan tributo a las palabras y oraciones. Algunos lloran, otros gritan, otros hincados abren sus brazos agradeciendo a Dios, una mujer salta como en un baile mapuche, un borracho y un perro ajenos al rito estan en medio. Detrás del escenario, unos chicos juegan a encaramarse en la estatua de Pedro de Valdivia, unos peruanos inmigrantes hablan por teléfono con su familia y unos cuantos viejos juegan ajedrez ajenos a lo que pasa.
Me gasto más de una hora entendiendo y conociendo un poco más de ellos y su devoción...quizás intentando encontrar respuestas que hasta ahora no tengo.