1 noviembre 2007

Santiago, Chile
Este fue por muchos años ¡mí día!, el Día de Todos los Santos. Mi nombre fue omitido por años del calendario y su celebración, por lo que no me quedó más remedio que sumarme a esta celebración. Desde hace unos pocos y por beneficio de algún desconocido, fue considerado como existente. Inadmitido por siglos y aceptado a fines del pasado. Puedo conjeturar de muchas maneras, antipatía con el comandante troyano o su familia, algún celo con Andrómaca, o bien suspicacia con su significado ("guerrero", para unos, "ancla" para otros, etc.), o tal vez alguna rivalidad persistente aún desde La Iliada. Lo cierto es que ahora existo, en tres meses más alguien me podrá cantar "las mañanitas".
La micro avanza, miro a través de la ventana y se dibuja mi ciudad. Mientras en Ohio, a los 92 años, muere el hombre que lanzó la bomba atómica sobre Hiroshima.