27 diciembre 2007

Valparaíso, Chile
Era un viernes de madrugada. Tres y media. El telefono sonó en mi habitación. Era mi sobrino, entre lágrimas. Hacía 20 minutos que se había marchado su madre. 30 días de lento padecer. Tenía 62 años. Hace dos años había jubilado y solo eso alcanzó a disfrutar. Las calles estaban solitarias a esa hora. Las imágenes se agolparon en mi mente e intente construir una historia en mi mente. No quise verla. A las 8 AM golpeé la puerta. Fuí el encargado de decirle a mi madre. ¿Que pasó, porqué tan temprano?, en su pregunta presentía la respuesta.
Han pasado algunos días y refresco mis pies en el agua fría del mar, el sol de diciembre ayudó a secar las lágrimas y el tiempo la transformará en recuerdo. Pena, conformidad, ausencia, deuda de cariño, tranquilidad. Merecías descansar, quizás no de esa manera. Nos encontraremos.