13 diciembre 2007

Buenos Aires, Argentina
Me gusta caminar. Me detengo a la salida del metro (o subte). Mucha gente. Salen como hormigas de un hormiguero. Un vendedor de flores ofrece sus rozas. Camino bordeando una gran iglesia. Está caluroso y me detengo. Miro el muro de enfrente golpeado por el sol, la gente camina indiferente. Descubro que la mano de Dios en Cristo intenta tocarlos, no se dan cuenta. Avanza, pasan los minutos, con su sombra cubre la calle. Toca la acera. La gente pareciera que la esquiva. Pasan los minutos y es toda una gran sombra. Entro en la glesia, en la puerta una mujer con su hijo pide limosna (latinoamerica en el día a día).